Esta es una nueva edición de acopios cotidianos: pequeños fragmentos seleccionados de mi diario personal. Lo que anda dando vueltas por mi mente, un bosquejo desprolijo de mi realidad. Pueden leer la edición anterior acá.
El duelo me arrastró con la fuerza de una corriente salvaje pero la esperanza me enseñó entregarme y tras un temporada a flote finalmente me encontré del otro lado, en la orilla de algo nuevo. Inquieta, deambulando esta ciudad refugio, persiguiendo una sensación de bienvenida, buscando un hogar para esta nueva vida.
Estos acopios se sienten como las crónicas de una llegada a casa, mi manera de abrazar cada intermedio, de poner en palabras todas los movimientos tectónicos que me llevaron hasta acá. Febrero fue breve y tímido así que el tiempo de lectura es menos de 10 minutos.
04 de febrero, 2025 — Martes
Sueño que me escapo al piso de arriba y escucho la fiesta a escondidas, ya todos están borrachos y pasados de rosca, todo se torna rancio, podrido. Me escapo de algo que me ataca, una perversión, un atorrante que se quiere aprovechar. Capaz ya lo hizo y vuelve por mas.
09 de febrero, 2025 — Domingo
Necesitaba atención pero ya se me pasó. Hago pan, tomo té, pongo mi energía en otras cosas.
Este año quiero ser usar mi rareza como una medalla, en el medio del pecho, con orgullo.
Las luces blancas me deprimen.
Una no puede ir por la vida haciéndose la superadita, no engaña a nadie esa pose. Honesta con mi dolor, genuina con mi felicidad. No oculto nada, tampoco expongo demasiado. Enemiga de lo obvio, coqueteando con lo ambiguo.
Un metro en la cartera, descubriendo lo justo y lo necesario.
Busco refugio seco y fresco, blando y limpio, mío y de nadie más. Me construyo una vida, me la ofrezco a mi misma, me la regalo.
11 de febrero, 2025 — Martes
Acciono un nuevo protocolo, yoga y meditación antes de dormir, el celular en modo avión, leo hasta que se me cierran los ojos, intento no pensar en vos, en el silencio entre los dos.
La lluvia golpea las ventanas a la mitad de la noche, me quedó escuchando los arboles moviéndose, las sombras proyectadas en el techo van con delay. Cuando me vuelvo a dormir sueño con un chico que me gustaba en la primaria, ahora me amaba y se quería casar conmigo. Doy vueltas en la cama mientras me regodeo en mis libertades, que suerte que tengo.
Abro las cortinas para dejar pasar la poca luz gris que existe hoy. Doblo los toallones que están tendidos hace días. Barro el piso con paciencia, me limpio los pies. Tomo mate con cedrón y hago listas infinitas, todo lo que hay que comprar, todo lo que hay que hacer, todo lo que hay que ser.
No estoy apurada por conseguirlo todo. Me abrazo al proceso, al camino. El resultado final nunca es tan asombroso como parece, a veces es ficticio, un espejismo de expectativas que se aleja a medida que vas avanzando.
12 de febrero, 2025 — Miércoles
Mientras cruzo la calle me sorprende una luna llena enorme, amarilla. Se me erizan los pelos y se me caen unas lagrimas. Camino apurada para llegar a la plaza, para sentarme en un banquito, para observarla embobada. Me enamora, quiero ser novia de la luna. Cuando llego a casa me tiro en el sillón y desde la ventana se asoma, creo que ella también quiere noviar.
14 de febrero, 2025 — Viernes
Todo va a ser mío. Una confidencia, valiosa y minuciosa. Mi escondite, un espacio para toda mi intimidad, mi palacio. Me guardo como un secreto.
Firmé un montón de papeles, mis garabatos parecían tontos en tinta azul. Me dieron unas llaves que daban a una casa vacía ahora mía. Me quedé esperando alguna sensación específica, alguna felicidad absoluta pero solo encontré silencio y el miedo a romperlo. Me acosté en el piso de madera, con la cabeza donde eventualmente va a estar mi cama, queriendo absorber cada detalle del techo, el de cada noche y cada mañana. No supe con quien compartirlo, con quien hablarlo, así que me lo quedé para mi. Un festejo a solas.
Extraño todo pero no quiero nada de vuelta.
16 de febrero, 2025 — Domingo
Mi vida se divide en domingos, en fechas que me quedan marcadas en la piel, cicatrices en la mente.
17 de febrero, 2025 — Lunes
Extraño mis libros, hay una llamada que no estoy pudiendo hacer, me cuesta enfocar la vista y tengo los hombros tensos. Una vuelta al parque y me siento mejor. El movimiento es la mejor manera de combatir la ansiedad. No dejo que la energía se estanque en mi cuerpo, la muevo, la dejo salir.
Nunca me arrepiento de hacer yoga.
Persiguiendo al sol para secar ropa.
Aprendo donde están las verdulerías, las promociones de cada supermercado, la distancia a cada plaza, el mejor recorrida de ida y de vuelta.
18 de febrero, 2025 — Martes
Desconfío de cualquier sentimiento que se desarrolle después de las nueve de la noche.
Te extraño y te pienso, ojalá me extrañes y me pienses. Me arden los ojos de querer distinguir tu sombra, mis dedos te buscan sin pensar, tengo los brazos cansados de apretar tanto este rencor.
¿Qué es otro abandono en esta colección, qué es otro silencio en esta nueva dimensión?
20 de febrero, 2025 — Jueves
Todos los días vuelvo a este departamento vacío, la puerta se abre blanda ante mi, me recibe el silencio, el olor a pimienta naranja. Me abrazo a las paredes. Acostada miro el cielo, el aire mueve el cristal y arcoíris flotan por todos lados, me pintan la cara mientras agradezco los arboles que hicieron este piso que me sostiene, que mágico pisar un material tan vivo, acomodado en un patrón tan lindo.
Me prometí a mi misma cosas sin saber que se iban a cumplir, me regalé lo que el duelo me convenció no iba a volver a sentir. Llamo a mis aliados de otros tiempos y me visitan, me felicitan, se ponen contentos por mi, me ayudan. Llegar a casa después de un viaje muy largo, me recibo a mi misma cortando verduras en la tabla de madera con la que mi abuela me cocinó toda la infancia, lloro con la boca llena, sentada en la mesada de esta casa que tanto me juré, tanto tiempo espere esto.
Te extraño pero ese sentimiento va cambiando con el tiempo, a veces me demanda más, a veces es una sugerencia. ¿Cuál es el peso de la ausencia? ¿Cuál es el peso de la presencia? ¿Cuál es mas difícil de cargar? Estas siempre conmigo, las partes tuyas que guardé como un collage, eso me es suficiente.
Escribo para mantenerme en contacto con la dulzura, para mantenerme al día con mi propia sensibilidad.
No me regalo a la impaciencia, no funciono a las apuradas. Camino lento y en profunda confianza.
28 de febrero, 2025 — Viernes
El sabor a madera en la boca, la cortina que me despierta con los mimos del viento, la tabla hundida de tanto corte, todo es mío. La música rara, el techo que memorizo, el aire frio cuando medito, todo es mío. La mesa puesta para uno, los platos guardados en cajones, la constante búsqueda de palabras mejores, todo es mío. La lista del super, las expensas sin pagar, el alfajor en la heladera, todo es mío.
Las sombras con las que bailo, el suelo donde retumban mis pasos y las canciones que me consuelan. Los libros que me parten al medio, los que me acompañan en el sueño, los que me arropan, los que ocupan espacio en esta cama.
Los lamentos por todo lo que perdí, las alegrías por todo lo que gané.
Todo es mío, me lo regalé.
Quiero agradecer los mensajes de cariño hacia esta pequeña entrega que hago cada tanto, sepan que me atraviesan entera y los guardo todos cerca mío, me motivan a seguir compartiendo. Te deseo promesas cumplidas y dulces bienvenidas mi amigo digital, nos leemos pronto.
que hermosura jose! me inspira siempre leerte. me dejas ver que otras rutinas mas amables son posibles para mí misma :)
hermoso jose <3 te mando un abrazo